sábado, 27 de marzo de 2010

en tus brazos

bave circus




"La vida está compuesta de insignificancias; el año de instantes y las montañas de granos de arena. Por lo tanto no subestimes nada por pequeño que parezca"(Lin yutang)

mirame

Todos necesitamos que alguién nos mire.Sería posible dividirnos en cuatro categorías, según el tipo de mirada bajo la cual queremos vivir.
La primera categoría anhela la mirada de una cantidad infinita de ojos anónimos, la mirada del público.
La segunda categoría la forman los que necesitan para vivir la mirada de muchos ojos conocidos. Son más felices que las personas de la primera categoría, quienes, cuando pierden a su público, tienen la sensación de que en el salón de su vida se ha apagado la luz.
Luego está la tercera categoría, los que necesitan de la mirada de la persona amada. Su situación es igual de peligrosa que los de la primera categoría. Alguna vez se cerraran los ojos de la persona amada y en el salón se hará la oscuridad.
Y hay también una cuarta categoría, la más preciada, la de quienes viven bajo la mirada imaginaria de personas ausentes. Son los soñadores...
(La insoportable levedad del ser)

lunes, 22 de marzo de 2010

Utopía

















En todas las profecías
está escrita la destrucción del mundo.
Todas las profecías cuentan
que el hombre creará su propia destrucción.

Pero los siglos y la vida
que siempre se renueva
engendraron también una generación
de amadores y soñadores,
hombres y mujeres que no soñaron
con la destrucción del mundo,
sino con la construcción del mundo
de las mariposas y los ruiseñores.

Desde pequeños venían marcados por el amor.
Detrás de su apariencia cotidiana
guardaban la ternura y el sol de medianoche.
Las madres los encontraban llorando
por un pájaro muerto
y más tarde también los encontraron a muchos
muertos como pájaros.
Estos seres cohabitaron con mujeres traslúcidas
y las dejaron preñadas de miel y de hijos verdecidos
por un invierno de caricias.
Así fue como proliferaron en el mundo
los portadores de sueños,
atacados ferozmente por los portadores de profecías
habladoras de catástrofes.

Los llamaron ilusos, románticos, pensadores de utopías,
dijeron que sus palabras eran viejas
y, en efecto, lo eran porque la memoria del paraíso
es antigua en el corazón del hombre.

Los acumuladores de riquezas les temían,
lanzaban sus ejércitos contra ellos,
pero los portadores de sueños
todas las noches hacían el amor
y seguía brotando su semilla del vientre de ellas
que no sólo portaban sueños
sino que los multiplicaban
y los hacían correr y hablar.
De esta forma el mundo engendró de nuevo su vida
como también habia engendrado
a los que inventaron la manera
de apagar el sol.
Los portadores de sueños sobrevivieron
a los climas gélidos,
pero en los climas cálidos
casi parecían brotar por generación espontánea.

Quizá las palmeras, los cielos azules,
las lluvias torrenciales
tuvieron algo que ver con esto.

La verdad es que como laboriosas hormiguitas
estos especímenes no dejaban de soñar
y de construir hermosos mundos,
mundos de hermanos, de hombres y mujeres
que se llamaban compañeros,
que se enseñaban unos a otros a leer,
se consolaban en las muertes,
se curaban y cuidaban entre ellos,
se querían, se ayudaban
en el arte de querer
y en la defensa de la felicidad.

Eran felices en su mundo de azúcar y de viento,
de todas partes venían a impregnarse de su aliento,
de sus claras miradas.

Hacia todas partes salían
los que habían conocido,
portando sueños,
soñando con profecías nuevas
que hablaban de tiempos de mariposas y ruiseñores
y de que el mundo no tendría que terminar
en la hecatombe.

Por el contrario, los científicos diseñarían
puentes, jardines, juguetes sorprendentes
para hacer más gozosa la felicidad del hombre.
Son peligrosos - imprimían las grandes rotativas.
Son peligrosos - decían los presidentes en sus discursos.

Son peligrosos - murmuraban los artífices de la guerra.
Hay que destruirlos - imprimían las grandes rotativas.
Hay que destruirlos - decían los presidentes en sus discursos.
Hay que destruirlos - murmuraban los artífices de la guerra.
Los portadores de sueños conocían su poder,
por eso no se extrañaban.

También sabían que la vida los había engendrado
para protegerse de la muerte que anuncian las profecías
y por eso defendían su vida aún con la muerte.

Por eso cultivaban jardines de sueños
y los exportaban con grandes lazos de colores.

Los profetas de la oscuridad se pasaban noches
y días enteros
vigilando los pasajes y los caminos
buscando estos peligrosos cargamentos
que nunca lograban atrapar
porque el que no tiene ojos para soñar
no ve los sueños ni de día, ni de noche.

Y en el mundo se ha desatado un gran tráfico de sueños
que no pueden detener los traficantes de la muerte;
por doquier hay paquetes con grandes lazos
que sólo esta nueva raza de hombres puede ver
la semilla de estos sueños no se puede detectar
porque va envuelta en rojos corazones
en amplios vestidos de maternidad
donde piesecitos soñadores alborotan los vientres
que los albergan.

Dicen que la tierra después de parirlos
desencadenó un cielo de arcoiris
y sopló de fecundidad las raíces de los árboles.
Nosotros sólo sabemos que los hemos visto,
sabemos que la vida los engendró
para protegerse de la muerte
que anuncian las profecías.
(Gioconda Belli)

domingo, 21 de marzo de 2010

Primavera



Morir de otoño o primavera, apenas
doblar la frente, mientras en lo oscuro
una germinación salva y sostiene
la mentira incesante de la vida…
¡Poco quiero indecisos equinoccios,
pérfida primavera dilatoria!
Morir de pie, mordiendo la naranja
henchida de estío, o en los dientes
la nieve de la sidra, y asumirlas.




¡Marzo fluvial, olvídame en tu paso!
Yo no quiero morir de lluvia y hojas
con altos torbellinos, entre cierzos.
Más bien de amor por el verano izándose
sobre su acre premura acariciante;
o sin sangre, absorbido por la noche
de una fría columna enlunecida,
solo y sin voz, apenas una pausa
en la perfecta vanidad del cielo.
(Julio Cortazar)

martes, 16 de marzo de 2010

lunes, 15 de marzo de 2010

El mundo


Un hombre del pueblo de Neguá, en la costa de Colombia, pudo subir al alto cielo.

A la vuelta, contó. Dijo que había contemplado, desde allá arriba, la vida humana. Y dijo que somos un mar de fueguitos.

El mundo es eso —reveló—. Un montón de gente, un mar de fueguitos.




Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás.

No hay dos fuegos iguales.

Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores.

Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento,

y gente de fuego loco, que llena el aire de chispas.

Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman;

pero otros arden la vida con tantas ganas

que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca, se enciende.

(Eduardo Galeano, El libro de los abrazos)

miércoles, 10 de marzo de 2010

Soledad



Autonomía, individualismo, independencia, libertad sin trabas … son los slogans que deleitan a la humanidad del tercer milenio. Se presentan como conquistas que asegurarán a quien los posean la felicidad y la dicha. Al final, es la soledad el botín real que se ha conquistado después de romper lazos (independencia), de elegir antes mi interés que el ajeno (individualismo), de ser yo mi propia norma (autonomía). Cuando el “yo” se agiganta, el corazón se vacía de “otros”, y si no hay otros, por rodeado que esté de gente, el ser humano estará solo.

Hay un antídoto contra la soledad, a la mano de todos, natural como la vida misma, para evitar la más peor de las pobrezas, la soledad; es gratuito, funciona siempre, no crea adicción y mejora enormemente la calidad de vida. Sólo es cuestión de cambiar los ingredientes que nos proponen. En lugar de individualismo poner solidaridad; sustituir la autonomía por la donación desinteresada, y orientar la libertad al servicio de bien del otro. Si la soledad es el sentimiento que surge cuando se constata que no soy nada, ni nadie para un alguien, el antídoto eficaz será la experiencia de importar a otro, y de importarle mucho. En una palabra, la soledad muere cuando nace el amor. Nada llena más el corazón del ser humano que descubrir que por mí, otro piensa, vive, actúa y elige. Mi existencia tiene sentido; la indiferencia queda en el olvido. Sentirse amado, sencillamente por ser yo; no por lo que hago, ni por mi dinero, ni por ningún otro interés. Se es amado por ser, nada más y nada menos … que uno mismo.Justamente esta experiencia, así de sencilla y natural, es la que el niño advierte cuando su madre lo acepta –al conocer que viene en camino–, lo desea, lo ama. Él no aporta absolutamente nada; quizás molestias, roba algo del sueño materno, tiempo y da más trabajo. Lo único que da a cambio, y depende del humor del bebé, es una sonrisa …que para la madre es el pago generoso a su desvelo.La madre sigue amándole, no por lo que recibe del pequeño, sino llanamente porque es su hijo, y basta.
Este estilo de vida es el que hay que recuperar para nuestra sociedad. Dar sin pedir, para ganar
lo que no se compra con dinero: confianza unos en otros
.
No se oye hablar mucho a favor de la maternidad, excepto en los comerciales típicos de esta época, pero que tristemente suenan a sospechosos. El hijo se nos presenta como un problema para la mujer, y no digamos si ya es madre de otros o si quiere trabajar fuera del hogar. El cáncer del individualismo también infecta a la mujer, y se comienza a ver como carga lo que es un don. Un ser humano no es un problema para otro, es una oportunidad para crecer en humanidad.

En casi todas las culturas se ha admirado el valor de la maternidad por los bienes que procura al ser humano. La madre, naturalmente, es la que ama sin esperar nada a cambio. Se realiza en el otro. Su alegría no proviene de sus propias conquistas, sino del triunfo de su hijo. Y sus tristezas también nacen del dolor de su hijo. Por ello, la mujer madre ha sido modelo de desinterés, y reserva de lo mejor a lo que puede aspirar el ser humano.

La mujer madre es un estupendo modelo para aprender a generar el antídoto para la soledad. Merece la pena invertir en este estilo si queremos humanizar la sociedad. Con razón escribía Edith Stein: “En todas partes donde haya un hombre solo, especialmente si éste está necesitado, ella estará a su lado llena de amor, tomando parte, comprendiendo, aconsejando, ayudando; así se convierte en compañera … En todas partes donde ella ayuda a un hombre a comprender el desarrollo de su camino hacia la meta en su despliegue corporal, anímico o espiritual, ella es madre”



Dedicado a todas las personas que se sienten solas, especialmente a las mujeres y en particular a San.

sábado, 6 de marzo de 2010

I, de espantapájaros


No se, me importa un pito que las mujeres tengan los senos como magnolias o como pasas de higo; un cutis de durazno o de papel de lija. Le doy una importancia igual a cero, al hecho de que amanezcan con un aliento afrodisíaco o con un aliento insecticida. Soy perfectamente capaz de soportarles una nariz que sacaría el primer premio en una exposición de zanahorias; ¡pero eso si! - y en esto soy irreductible- no les perdono, bajo ningún pretexto, que no sepan volar. Si no saben volar ¡ pierden el tiempo las que pretenden seducirme!
Está fue - y no otra- la razón de que me enamorase, tan locamente, de María Luisa.
¿Que me importaban sus labios por entregas y sus encelos sulfurosos? ¿Que me importaban sus extremidades de palmípedo y sus miradas de pronostico reservado?
¡ María Luisa era una verdadera pluma!
Desde el amanecer volaba del dormitorio a la cocina, volaba del comedor a la despensa. Volando me preparaba el baño, la camisa. Volando realizaba sus compras, sus quehaceres...
¡Con qué impaciencia yo esperaba que volviese, volando, de algún paseo por los alrededores! Allí lejos, perdido entre las nubes, un puntito rosado. "¡ María Luisa! ¡María Luisa!...y a los pocos segundos, ya me abrazaba con sus piernas de pluma, para llevarme, volando, a cualquier parte.
Durante kilómetros de silencio planeábamos una caricia que nos aproximaba al paraíso; durante horas enteras nos anidábamos en una nube, como dos ángeles, y de repente, en tirabuzón, en hoja muerta, el aterrisaje forzoso de un espasmo.
¡ Que delicia la de tener una mujer tan ligera..., aunque nos haga ver, de vez en cuando las estrellas! ¡Que voluptuosidad la de pasarse los días entre las nubes...la de pasarse las noches de un solo vuelo!
Después de conocer a una mujer etérea, ¿puede brindarnos alguna clase de atractivos una mujer terrestre? ¿Verdad que no hay una diferencia sustancial entre vivir con una vaca o con una mujer que tenga las nalgas a setenta y ocho centímetros del suelo?
Yo, por lo menos, soy incapaz de comprender la seducción de una mujer pedestre, y por más empeño que ponga en concebirlo, no me es posible ni tan siquiera imaginar que pueda hacerse el amor más que volando. "
(Oliverio Girondo)

EL HIPOPOTAMO Y LA TORTUGA

Owen and Mzee_(historia real,Nairobi -AFP) - Un bebé Hipopótamo sobrevivió al tsunami que se produjo en la costa de Kenya y ha formado un enlace fuerte con una tortuga centenaria gigante.

El hipopótamo ha adoptado a una tortuga de alrededor de cien años, y ella parece muy feliz con ser una 'madre ', dijo el ecologista Paul Kahumbu, que está a cargo del parque de Lafarge, a AFP. ", Después de que perdió a su madre, el hipopótamo se traumatizó. Tuvo que buscar una mamá sustituta.

Afortunadamente, encontro a la tortuga y estableció un enlace fuerte. Nadan, comen y duermen juntos, el ecologista agregó: "el hipopótamo sigue a la tortuga exactamente de la manera que seguiría a su madre. Si alguien se acerca a la tortuga, el hipopótamo llega a ser agresivo, como si la protegiera. Biológicamente, el hipopótamo es un bebé, son animales sociales como para permanecer con sus mamás por cuatro años!!!".


Esta es una historia verdadera que demuestra que no importan nuestras diferencias.
Podríamos todos aprender una lección de estas criaturas y encontrar una manera de caminar la trayectoria juntos…

"La vida no es medida por el número de respiraciones que tomamos,
Sino por los momentos que nos dejan sin respiración"

jueves, 4 de marzo de 2010

Quien de nosotros

(Pantano de Zahara de la Sierra)


“Además se que no voy a callar. Quiero desconfiar del sobreentendido, del pudor y de la vergüenza. Esta vez quiero decirlo todo, lo exquisito y lo repugnante, pero que nada quede abandonado en la imaginación, para que nada pueda traicionarnos”.

Mario Benedetti...¿ quién sino? podría expresar también los sentimientos con palabras...

tu silencio



en tu silencio habita el mío...

miércoles, 3 de marzo de 2010

la leyenda del Tulipán



Un joven persa llamado Farhad, príncipe según algunos, estaba profundamente enamorado de la doncella Shirin.
Un día, le llegaron noticias de que su amada había sido asesinada (luego resultó que no era más que un rumor) y, destrozado de la pena, montó su caballo preferido y galopó hasta un acantilado desde donde se lanzó para morir.
De sus numerosas heridas y gotas de sangre en el suelo brotó un tulipán, como símbolo de su amor perfecto. Por ello, en la antigua Persia, el tulipán rojo se considera el símbolo por excelencia del amor apasionado.


El primer tulipán ha florecido en mi jardín.