lunes, 31 de agosto de 2009

un mundo sin quejas

“Quejarnos se ha convertido en una epidemia. ¿Has notado como cuando
nos quejamos del clima, de la seguridad, de nuestro cuerpo,
de la gripe que tenemos, de que el dinero ya no alcanza y demás,
lo único que conseguimos es sentirnos peor?. Y si al menos sirviera
para solucionar algo… Pero todo lo contrario. Significa enfocar
nuestra atención y energía en las cosas que NO queremos
en lugar de las que SÍ queremos”

¿Os habéis fijado la cantidad de veces que nos quejamos a lo largo del día? Sesudos estudios han llegado a la conclusión de que la media está en una veinte veces diarias. El tráfico, la comida, los niños… siempre tenemos mil y una excusas para criticar y hablar mal de los demás.

Ante éste panorama, el pastor Will Bowen propuso en uno de sus sermones matutinos permanecer 21 dias sin quejarse, sin hablar mal de nadie y sin criticar. Para probar que la cosa iba en serio, repartió a cada uno de sus feligreses una pulsera morada para que cada vez que se sorprendieran a sí mismos en una queja, una crítica o un chisme se la cambiaran de muñeca y volvieran a empezar.

Casi todos los que empezaron la experiencia la acabaron, pero les costó una media de cinco meses de cambios de mano. Y es que 21 días es el tiempo que los psicólogos nos dicen que cuesta crear un hábito en el cerebro, y eso no es fácil. Pero librarse de una adicción es mucho más complicado que engancharse, aunque sea para coger buenos hábitos.

El problema de estar siempre quejándonos es que acostumbramos al cerebro a emitir mensajes negativos y a ver sólo el lado oscuro de las cosas. Además conectamos con energía de muy baja frecuencia y nos encontramos fatal. Cuando somos optimistas nuestra energía sube y tenemos ganas de actuar en el mundo y de hacer felices a los demás.

¿Quién se apunta?


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