viernes, 11 de junio de 2010

Epitome



Referirse a lo nuestro,
es hablar del cielo de los barcos.
Despreciar la linea recta,
como único contexto.

Es sucumbir a las claves nocturnas,
desanudando los temporales heredados
del reino del astro odiado,
aliviando el peso del dolor opaco
que otros denominan oxígeno
que araña como gato
las gargantas indefensas de palabras soldado
quebrando hasta el último pelo.

Es recrearse en el signo de tu sombra.
Dolerse en la herida suave,
que tu lengua provoca.
Despliegue de labios escalando
los cuerpos infinitos,
anclados en un mismo estruendo
para morir acurrucados en una misma ternura.

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